"¡Brutal! Mi jardín interior ha vuelto a florecer, con una sesión he podido abrir las ventanas y puertas de mi interior para dejar la luz entrar. Nunca me había imaginado saber que desde que me despedí de Ana al terminar ya iba a sentirme diferente. Es cierto sin obsesionarme en mi perfección los días pasan y voy tomando decisiones transmitiendo lo que yo quiero expresar y no lo que debo de decir. Esa previa imposición, postura, personaje de una obra de teatro que me había inventado yo ha desaparecido. Dejo fluir y actúo tal y como soy observando como me siento para transmitir a los demás mi intención. Estoy feliz porque ahora también puedo expresarme con libertad y cuando escribo o hablo sale justo lo que quiero decir con amor y respeto. Gracias Ana por aparecer y por recordarme quien soy".